Rafael Uzcátegui, secretario de organización del PPT: “Estamos por el socialismo ético y productivo”
“DESDE ABAJO” SÁBADO, 20 DE JUNIO DE 2009 18:49 OMAR ROBERTO RODRÍGUEZ
“DESDE ABAJO” SÁBADO, 20 DE JUNIO DE 2009 18:49 OMAR ROBERTO RODRÍGUEZ
Como “polémico y directo. Crítico y cuestionador, Rafael Uzcátegui, ex guerrillero, dirigente histórico de la izquierda venezolana”, lo presenta Escena Contemporánea en el examen que el PPT hace del momento, y de los retos y dificultades del proceso popular venezolano. A la vez, El Universal consigna: “Aunque reconoce el liderazgo del mandatario Hugo Chávez, Uzcátegui remarca que se intenta copiar, en nombre de una falsa hegemonía, el modelo soviético, donde el objetivo era mantener y controlar el poder y que en la revolución hay unas máculas que no están resueltas y no hay escenarios donde discutirlas. De igual manera, describe El Universal que “bastó una simple revisión del texto (La nueva Ley electoral) para que PPT decidiera el jueves 21 de mayo, en la Asamblea Nacional, abstenerse y denunciar que ese instrumento legal atenta contra la representación de las minorías. Ahora que ya lo evaluaron en detalle, Uzcátegui sentencia: En esta ley no hay ningún esfuerzo por profundizar el socialismo.
Pedro Pablo Peñaloza (P.P.P.): Entonces, ¿qué busca esa ley?
Rafael Uzcátegui (R.U.): Controlar. Controlar sin ningún propósito ideológico ni revolucionario. Toda la energía que se emplea para controlar ojalá se dedicara a la labor de concientización, no sólo del pueblo sino también de la vanguardia. Se quiere suplantar el esfuerzo de ganarse al pueblo para la idea del socialismo, por la habilidad para ganar elecciones. Hay más preocupación por el control que por el proyecto socialista, razón por la cual desde PPT hemos invocado el socialismo productivo y ético.
P.P.P.: Si el socialismo no inspiró la redacción de ese proyecto, ¿sobre qué otros conceptos se basaron los proponentes del PSUV?
R.U.: Esa ley se parece un poco a la norteamericana y se parece más a la ley que dejó Pinochet en Chile, que diseñaba dos bloques: uno con los partidos socialista y demócrata cristiano, y otro donde estaban los pinochetistas…
desde abajo: ¿Igual o diferente de leyes del pasado en Venezuela?
R.U.: …también me recuerda al puntofijismo, el gobierno de Acción Democrática y Copei, con el intento de mantener el diseño que les permitía controlar el Congreso Nacional. Ahora, ¿cuál es el trasfondo? … una visión del proyecto socialista que a mi manera de ver está equivocada.
P.P.P.: ¿Por qué?
R.U.: No puedo imponerte que seas solidario, que abandones los afanes de lucro y riqueza. El socialismo siempre será un hecho voluntario y es allí donde se intenta copiar, en nombre de una falsa hegemonía, el modelo soviético. No el modelo soviético de la insurrección y la Rebelión de Octubre, sino el de los últimos años, cuando el objetivo era controlar y mantener el poder.
d.a.: ¿Cómo concibe ese modelo la construcción del poder y del partido?
R.U.: El proyecto de partido único de izquierda deviene de un esquema en el cual todo debe estar en sintonía con el líder. Y no se construye un partido para transformar la sociedad ni para que sea la suma de los mejores sino para controlar y evitar el debate ideológico. El discurso del 15 de diciembre de 2006 (cuando el presidente Hugo Chávez ordenó crear el PSUV) debe estudiarse porque es el discurso de la euforia, y la euforia se parece a las borracheras, donde tú exteriorizas lo que piensas.
Hegemonía, partido(s), poder y el problema de los liderazgos únicos
Escena Contemporánea (E.C): ¿EI proyecto de un partido único es una equivocación?
R.U.: Partimos de que lo primero es discutir el proyecto socialista. Siendo así, se presentan diferencias: el presidente Chávez trata de copiar equivocadamente el proyecto de un partido único. Nuestro balance histórico sobre el particular nos enseña que el partido único fue un error, llámese soviético, llámese cubano, fue un error. ¿Por qué? Porque mató, liquidó el debate ideológico, lo sacó de los movimientos y lo encapsuló, lo cercó a los confines y los límites de un partido. Después, ese propio partido se encargó de reducirlo más y lo llevó al comité central y al buró político. Finalmente, como en el caso nuestro, por criterios mayoritarios en el caso del PSUV, se lo dejó al Presidente. Allí le dijimos a Chávez, ‘simplemente no', Presidente. La transición al socialismo en Venezuela será con distintos partidos, con distintos movimientos.
E.C.: ¿EI socialismo debiera contar entonces con múltiples partidos para hacer la revolución?
R.U.: En el caso de la transición de la burguesía al poder, la burguesía nunca dijo es un solo partido, es un partido único, no. Hubo desde la dictadura capitalista, desde la versión fascista, la versión nazi, la versión corporativista, la democrática representativa, la norteamericana etno-racista o clasista, hasta la versión enciclopedista francesa de la constitución y la igualdad y la fraternidad, y todas las consignas de la Revolución Francesa. Pero al socialismo le hizo falta eso…
d.a.: ¿…le hizo y le hace falta?
R.U.: De alguna manera, estamos atrapados. El socialismo ha estado atrapado en liderazgos únicos, e incluso como en una especie de determinismo, como en una especie de fatalismo histórico. Hoy el presidente Chávez dice –yo no estoy de acuerdo con eso–: “Yo me jugué mi futuro político”. Esa es una frase con una enorme carga ideológica individualista. O sea, cómo va a confesar él que su futuro político era el poder. O sea, Venezuela fue sometida a una enmienda y un referéndum por el destino político del Presidente. O es que su destino político ni siquiera es un colectivo… ¿Su destino político es él? Cuando su destino político debiera ser orgánicamente un partido. Eso es enajenante, esa es parte de las diferencias que tenemos con el Presidente.
P.P.P.: ¿Y qué relación guarda ese planteamiento con la ley electoral que está por aprobarse?
R.U.: Tiene que ver porque es de ese partido de donde surgirán los candidatos a una nueva Asamblea Nacional. Todas las experiencias unitarias han sido liquidadas y no han permitido que se consoliden. Ese llamamiento (de Chávez para crear el PSUV) se convirtió en orden […] En la ejecución de esa tarea se desarrolló todo tipo de sectarismos que llevaron a atropellar a los militantes de otras organizaciones en los organismos públicos, y se creó aquella visión del “rojo rojito” que trata de uniformar el pensamiento socialista en una sola verdad.
P.P.P.: Durante la campaña por las elecciones regionales, el Presidente manifestó que “PPT y el Partido Comunista fueran borrados del mapa”. ¿Esta ley serviría para eso?
R.U.: Esa ley ni siquiera la discutió el PSUV. En el PPT citamos una frase de José Ignacio Cabrujas, que hablaba del país del disimulo. Esa Asamblea Nacional está impregnada de disimulo porque el PSUV no es un partido, como aparentemente se planteó. El PSUV es un partido de tendencias silentes, que es más peligroso. No son tendencias frescas, que se atrevan a asumir el debate, sino que actúan en silencio. […] ¿Por qué un partido que pretende ser socialista y vanguardia no es capaz de debatir con franqueza las cosas? Porque es una concepción equivocadamente piramidal…
d.a.: ¿Y cómo es la cúspide?
R.U.: Como decía Bertolt Brecht, el partido suplanta al pueblo, el comité central al partido, el buró político al comité central y el secretario general al buró político. ¿Por qué? Porque se cree que el socialismo es un hecho vertical. Pero, el socialismo es la gran confrontación horizontal.
P.P.P.: El PPT exige que las finanzas para la actividad proselitista de los partidos corra por cuenta del Estado. ¿Por qué el proyecto de ley que llevaron a la Asamblea aún no prospera?
R.U.: Yo pregunto: ¿Por qué el silencio de la oposición, del PSUV y de los medios de comunicación frente a esa ley? Porque el esquema vigente les conviene tanto al PSUV como a un sector de la oposición, que tiene asegurado su financiamiento, cada uno por vías distintas. Ese es el debate, nosotros hemos asumido una conducta ética que corresponde al socialismo. Jamás nos van a conseguir en la oposición porque nunca lo hemos sido. […] Nosotros hemos sido y seguimos siendo revolución, actuando en la vieja utopía socialista.
P.P.P.: Los diputados del PSUV se ufanan de construir la tolda más grande de América Latina y dicen que esta ley no la consultan con las cúpulas de partidos. ¿Cómo interpreta ese discurso?
R.U.: Ese es el viejo discurso neoliberal. Por eso señalo que la ley se parece a la que dejó Pinochet en Chile, donde la izquierda puede sumar el 10 por ciento de los votos y no tener ni senadores ni diputados. El espíritu de esa ley ya fue invocado en el pasado por quienes impulsaron el discurso neoliberal desde los medios y Fedecámaras, señalando que los partidos son una creación cupular. […] Ahora está el afán de controlar todo e impedir la diversidad socialista…
d.a.: ¿…además de ético y productivo, el socialismo es con suma y diversidad?
R.U.: El problema del partido único no es que no existan organizaciones de derecha. Es impedir que haya diversidad en el pensamiento socialista, así como los neoliberales tenían el propósito de acabar con los partidos, dándole paso a la participación de la presunta sociedad civil de aquel tiempo.
“Nosotros no estamos en el Gobierno”. Las relaciones con el Gobierno y con el poder.
E.C: ¿Cómo se desarrolla la relación entre el PSUV y las demás fuerzas revolucionarias?
R.U.: ¿Qué es lo que yo podría señalar? Aquella vieja sentencia, que no es tan vieja, esa de Allende cuando llega al poder y dice “llegamos al Gobierno mas todavía no tenemos el poder”. En el caso nuestro, nosotros no estamos en el Gobierno. Estamos ayudando a construir el poder revolucionario. Eso nos hace defender al Gobierno cuando se requiere defenderlo, pero no somos gobierno; en este caso, incluso podemos hablar de un profundo sectarismo…
d.a.: ¿Cómo definir, en la Revolución Bolivariana, de quién es el Gobierno?
R.U.: El Gobierno es del PSUV, el Gobierno es del Presidente. Para llevarlo a la coloquialidad venezolana, el Gobierno es “rojo rojito”; los ministros son “rojo rojito”; el único ministro que constitucionalmente no es militante es el Ministro de la Defensa, porque las Fuerzas Armadas no pueden ser orgánicamente partidistas, pero es un gobierno “rojo rojito”. Si es un gobierno “rojo rojito”, no estamos nosotros, porque nosotros no somos, por capricho del destino, “rojos rojitos”, porque ser “rojos rojitos” en este caso, es tener una visión unidimensional. Es tener una visión única del poder […].
Nuestro reto: Producir el socialismo
E.C: ¿Y cuál es la tarea que se propone el PPT para este momento histórico?
R. U.: Analizar la realidad nuestra. ¿Cuál nuestra es nuestra realidad? Tenemos un poder construido sobre la base, muy distinto de lo que pudiera aparecer en Bolivia. EI Estado venezolano es más poderoso que el Estado boliviano. Nosotros no tuvimos que nacionalizar las cosas porque la mayoría de las cosas eran estatizadas. ¿Cuál era el reto nuestro? Producir el socialismo. ¿Cómo hacer el socialismo en las empresas básicas?, ¿cómo hacer el socialismo en PDVSA?, ¿cómo hacer el socialismo en la educación, que en su mayoría es estatal, no privada? Para nosotros, el agua no fue la batalla de Bolivia; el agua era estatal, no estaba privatizada; estaba privatizada como servicio, el cual vendimos para que lo cobraran privados, no para que la produjeran privados. El Estado venezolano siguió intacto. Ahora, ese Estado tenemos que hacerlo eficiente; es allí, esa famosa frase que usa el presidente Chávez de Alfredo Maneiro sobre la eficacia política y la calidad revolucionaria. Todo proyecto político debe acompañarlo una eficacia política y una calidad revolucionaria.
d.a.: ¿La estatización de empresas es socialismo?
R.U.: Hemos regresado a la estatización. Claro, con un discurso y un llamado […] en función del socialismo. Pero en la realidad preocupa que no se avance en la socialización. Quienes proceden así están cavando la tumba del socialismo. Están haciendo al socialismo impopular, ineficaz. Pasamos de negar los sindicatos y considerarlos el brazo industrial de la Revolución, a crear desde el Estado unos consejos de trabajadores que no son democráticos ni revolucionarios sino profundamente clientelares.
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